Evidentemente, el conocimiento estándar que se le aporta a nuestros hijos en la escuela pública es más que suficiente, pero es inevitable pensar en complementarlo con algún extra que le aporte alguna ventaja en su futura autosufiencia. Hay quien refuerza este aprendizaje con clases de apoyo escolar, de inglés, informática, música o deportes. Todas estas disciplinas aportan sus propios patrones cognitivos que configuran su personalidad adulta, aunque nada como los tres primeros años de vida. Hace poco, he ido a fijarme en una que quisiera investigar con más detenimiento y aunque es demasiado pronto para decidir, el tiempo vuela.
Hará un par de años un familiar me habló de Kumon, una empresa que «vende» un método de aprendizaje que así se describe en su web:
«Kumon es una actividad extraescolar diseñada para desarrollar al máximo el potencial de cada niño a través de las matemáticas. Gracias a nuestro programa individualizado nuestros alumnos desarrollan confianza, concentración, responsabilidad y hábito de estudio que los acompañan durante toda la vida.»Del mensaje me caló que las habilidades adquiridas le acompañarían toda la vida y ese es al fin y al cabo el objetivo, habilidades que le permitan desarrollarse con soltura. Aunque una disciplina matemática es dura, los críos motivados son esponjas, pero no estoy seguro que sea esto lo que busco para Eva. De rebote, he encontrado una alternativa parecida que me convence algo más, aunque tampoco creo que sea la panacea. Se llama Logo, un lenguaje de programación derivado de LISP (un lenguaje de programación para inteligencia artificial) usado para aprender mediante el juego y la experimentación y que busca ofrecerles las ventajas de ser capaces de desarrollar estrategias basadas en pequeñas metas y objetivos que en su conjunto, sirvan para resolver problemas complicados de la vida y les permita desarrollarse con seguridad en cualquier tipo de disciplina, ya sea artística, científica, humanística o empresarial.
Había oído hablar de este lenguaje cuando era niño, pero nunca tuve la oportunidad de usarlo; los ordenadores no estaban al alcance de los mortales y cuando tuve ordenador, no conseguí hacerme con este programa (internet no existía), aunque si he de ser sincero, no estaba demasiado interesado por lo que creía ser un método de iniciación a la programación para niños y yo, por aquellos entonces, me creía mayor aprendiendo Basic, QuickBasic y TurboPascal. El panorama ha cambiado mucho desde aquel entonces en el que el hecho de tener un ordenador ya era de por sí friki. No estoy seguro, pero cuando mi hija llegue a secundaria, probablemente deba usar ya ordenadores en clase así que su normalización habrá que aprovechar. Esto no quita, que otras actividades de habilidad social, deban tener un gran papel en su etapa de formación, de hecho, en ello irá su felicidad.
Lo único malo es que no tengo un plan de ejercicios… un plan de seguimiento o un objetivo concreto, como ocurre con kumon, aunque lo mismo existen planes, es cuestión de investigar. Por lo pronto, aquí dejo un enlace que parece interesante al respecto. Os iré comentando.